...una vez, en un lugar, situado cerca de mucho y alejado de todo, los gobernantes cedieron el poder al Poema, dejaron gobernar al Verso...































martes, 20 de noviembre de 2012

UN VIEJO PROVERBIO CHINO










Un viejo proverbio chino compara el circular de las personas por la vida con el de los automóviles por una autopista.
            Nos dice que a veces los coches pueden circular prácticamente solos, cosa que por una parte puede ser buena, ya que si nadie te estorba ni molesta logras ahorrarte más de un susto: maniobras peligrosas, frenadas bruscas y, como consecuencia, algún inesperado accidente. Pero por otro lado, circular sin compañía de otros vehículos también puede ser malo, puesto que nos podemos confiar en exceso, relajarnos, incluso llegar a dormirnos, y así convertirnos nosotros mismos en el peor de los peligros a la hora de provocar un accidente.
            Asimismo, este viejo proverbio chino nos dice que en ocasiones nos podemos encontrar circulando en hora punta, lo que puede llegar a ser muy estresante si nos limitamos a ver esta circunstancia como una pérdida de tiempo debido a la baja velocidad, habiendo de pagar además, precios exagerados por una serie de servicios y ventajas que no disfrutamos. El viejo proverbio razona que si somos capaces de hacer un esfuerzo intentando ver el lado positivo de la situación podríamos llegar a pensar que es posible hacer una amistad con el coche que está detenido a nuestro lado en la caravana. ¿Por qué no? De disfrutar de aquel paisaje por el que hemos pasado miles de veces sin fijarnos a causa de la velocidad que llevábamos. ¿Por qué no? Aprovechar para dialogar con las personas que nos acompañen en nuestro vehículo durante aquel viaje. ¿Por qué no? Escuchar tranquilamente una buena música sin necesidad de estar pendientes de adelantar a aquel desgraciado o de que no nos adelante aquel imbécil, mientras ellos piensan exactamente lo mismo de nosotros.
            Del mismo modo, este viejo proverbio chino nos explica que en las autopistas encontraremos entradas por las que se incorporan los automóviles que nos acompañarán durante nuestro trayecto, como en la vida hacen las personas, unos más tiempo que otros y unos a más velocidad que otros, pero todos compañeros de viaje. Los habrá también con los que no llegaremos a coincidir nunca, y eso que pueden encontrarse a escasos metros de distancia. Unas veces será una suerte y otras una pena.
            El proverbio sigue diciendo que también descubriremos diferentes áreas de servicio por el camino en las que podremos descansar, coincidir con los compañeros de viaje con los que hemos hecho amistad, y donde también podremos cargar de nuevo el depósito de carburante para proseguir el largo viaje.
            Al igual que las entradas, según el viejo proverbio chino, irán apareciendo en nuestra ruta una serie de salidas, tanto en la autopista como en la vida, por las que estos compañeros de viaje nos irán dejando para seguir por otras autopistas, carreteras o caminos locales, e incluso, si han llegado a su destino, se pararán y no seguirán más caminos. Habrá casos en los que, según la relación que podamos haber tenido durante el trayecto en común, sabremos lo que harán una vez tomen la correspondiente salida, y en otros ni nos fijaremos en que se van o no nos interesará saberlo.
            En definitiva, en la vida, como en las autopistas, habremos coincidido con personas. Con unas por pocos kilómetros y con otras en larguísimas distancias. La cuestión será que podamos guardar de estos momentos, sean pocos o muchos, un buen recuerdo, y sobre todo poder extraer el lado positivo tanto cuando lleguen las interminables caravanas como cuando circulemos solos. Lo ideal, según el viejo proverbio chino, es encontrar el punto medio, el cual sería circular sintiéndose acompañado pero sin llegar a ser molestados por los demás ni molestarles nosotros a ellos en su trayecto, procurando encontrar, en la medida de lo posible, peajes no excesivamente caros.
            Es importante, insiste el proverbio, dejar buenas relaciones por el camino, ya que cuando menos lo esperemos podemos encontrarnos de nuevo con algún antiguo compañero de viaje en algún cruce o semáforo, e incluso, con la cantidad de entradas y salidas que tienen hoy en día las autopistas, en otra caravana.
            Para concluir, el viejo proverbio chino nos anima a llenar lo máximo que podamos el depósito de carburante, a ser posible del de mejor calidad, para poder estar prevenidos ante las posibles adversidades que, antes o después, cuando menos lo imaginemos, se presenten en nuestra ruta.
            Una vez ya explicado, no sería del todo sincero si no dijese que un viejo sabio japonés dijo que no creyésemos en viejos proverbios chinos que nos hablasen de autopistas, ya que en la vieja China no existían este tipo de vías de transporte; pero que si con el devenir de los siglos aparecía un modesto trovador barcelonés hablando de viejos proverbios chinos que hablaban de autopistas, se le hiciese caso, ya que lo haría para contar una historia mucho más seria.
"LA FUERZA DE UN LATIDO" RBA ED., pág 283 (2007)
EL FISIOTERAPOETA

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