BENDITA ESCLAVITUD
Cultivo las delicadas cenizas de mi sinvivir
en críticos campos de simpleza anárquica
donde me reúno con hermanos de mi mismo linaje
que me ayuden a descifrar los enigmas de mis enfurecidas emociones.
No camino y ya tropiezo, no pienso y ya sueño,
despierto en cada anochecer del alma,
duermo y luego rujo en cada amanecer del desamor,
perfilo sentimientos innatos desde su mismísimo parto.
Termino por adentrarme en la temible pero apetecible cueva
de tu, de mi, de nuestra bendita esclavitud.
de tu, de mi, de nuestra bendita esclavitud.
El Fisioterapoeta
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