...me acostumbré...
... a convivir con la muerte a cada instante,
con la naturalidad
que las cosas suceden las personas mueren,
como cada mañana se
abren las persianas de los comercios
y por la noche se
cierran, como los bebés lloran y los vehículos contaminan,
como el hielo
enfría y el fuego calienta, como tú dudas,
como tienen cara de
gilipollas los que hablan con manos libres,
como el mar no se
rinde, como las faldas se suben para volverse a bajar,
como yo soy
imperfecto, como los curas se acaban y las limas liman,
como los círculos
son redondos y los cuadrados no,
desde que nacemos
cada día nos queda menos vida
y me acostumbré a
verlo a diario, a veces sin esperarlo
y otras con
claridad supina anunciado, la muerte nunca duda
y yo tampoco lo
hice a la hora de irme fabricando un traje a medida
que me aislase de
las mil caras de la señora de la guadaña
y así, cada vez que
ésta osara mirarme al alma tenerla vacunada
para poder aguantar
esa mirada con la máxima naturalidad,
como la que cada
mañana tienen los comercios abriendo sus persianas
y por la noche al
cerrarlas, como los bebés lloran y los coches contaminan,
como el hielo
enfría y el fuego calienta, como tú dudas,
como tienen cara de
gilipollas los que hablan con manos libres,
como el mar no se
rinde, como las faldas se suben para volverse a bajar,
como yo soy
imperfecto, los curas se acaban y las limas liman,
como los círculos
son redondos y los cuadrados no,
con
toda esta naturalidad me acostumbré a convivir con la muerte a cada instante.
El Fisioterapoeta
1 comentario:
Muy bueno, Esteve, y emotivo.
Un abrazo.
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